LA CORONA DE ADVIENTO: MEMORIA, SÍMBOLO, PROFECÍA
« LA IDEA: Se trata de una corona de ramas verdes, en la que se fijan cuatro velas vistosas, generalmente 3 violeta y 1 rosada. Suele colocarse sobre una mesita, o sobre un tronco de árbol, o colgada del techo con una cinta elegante. En principio, no se pone encima del altar, sino junto a una imagen o icono de la Virgen Madre. La corona de Navidad es así el primer anuncio de la Navidad.
« ORIGEN Y CULTURA: Es una costumbre originaria de los países germánicos y extendida a América del Norte, ya convertida en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos y de las parroquias y comunidades.
Durante el frío y la oscuridad del final del otoño los pueblos germánicos precristianos recolectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida del sol naciente y de la primavera.
La Corona de Adviento encuentra un espléndido referente en Jesucristo, la luz del mundo, el vencedor de la oscuridad y de las tinieblas.
« 3.- CONTENIDOS DE LA CORONA DE ADVIENTO: Una corona circular, ramas o follaje verde, cuatro velas y algún adorno sobre ellas como manzanas rojas y el listón rojo.
La Corona circular: El círculo hace presente la figura perfecta que no tiene principio ni fin, evocando la unidad y eternidad del Señor Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb 13, 8). Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio ni fin. Es asimismo interpelación para que también nuestro amor a Dios y amor al prójimo tampoco finalice nunca.
El follaje verde perenne: Las ramas verdes pueden ser de ramas de pino, abeto, hiedra…. Representan a Cristo eternamente vivo y presente entre nosotros.
Los adornos: Son unas manzanas rojas y un listón rojo. Las manzanas representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva. Hablan, pues, del pecado de la expulsión del paraíso y el anhelo permanente del hombre de regresar a él. Por eso el listón rojo significa el amor de Dios que nos envuelve y nuestra respuesta también de amor a ese amor de Dios.
« LAS CUATRO VELAS: Representan los cuatro domingos el tiempo de vigilante espera. Nos hacen pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Y así con cada vela que encendemos, la humanidad se iluminó y sigue iluminando con la llegada de Jesucristo a nuestro mundo.
El encendido de las velas: Como expresión de alegre expectación, cada semana, se realiza el rito de encender las velas correspondientes: el primer domingo de Adviento, una, el segundo, dos, el tercero, tres, el cuarto y último, las cuatro.
El progresivo encendido de estos cirios nos hace tomar conciencia del paso del tiempo en el que esperamos la última y definitiva venida del Señor. Este itinerario, acompañado de alguna oración o canto, nos marcará los pasos que nos acercan hasta la fiesta de Navidad, y nos ayudará a tener más presente el tiempo en que nos encontramos.
« EL SIGNIFICADO GLOBAL DE LA CORONA DE ADVIENTO:
* Es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo.
* Es símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia.
* Es profecía de Cristo, luz del mundo que volverá para iluminar definitivamente al mundo y a quien esperamos con las lámparas encendidas.
CELEBRACIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO
SIGUIENDO LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN.
Primer Domingo de Adviento: LA PROMESA DE SALVACIÓN.
Para empezar: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se apagan las luces y se lee la siguiente explicación basada en el Génesis, capítulo 3:
Adán y Eva se dejaron engañar por el demonio al pensar que podían saber más que Dios y hacer lo que Él había prohibido. Así comenzó el pecado en el mundo y todo se volvió obscuridad para el hombre, pues el pecado nos aleja de Dios. Pero Dios prometió enviarnos a un Salvador.
Vela:
Se enciende la primera vela violeta, que es la vela del arrepentimiento. El color de la vela nos recuerda que es un tiempo de penitencia, de conversión.
Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad.
Te lo pedimos, Señor.
Para terminar: Te damos gracias, Señor, por mandarnos a tu Hijo a salvarnos y te pedimos ayuda para preparar nuestro corazón a la venida de Cristo. Amén.
Cantar: Se puede concluir con una canción que todos conozcan. Se sugiere "Ven, ven, Señor, no tardes".
Ven, Ven Señor, no tardes Ven, ven que te esperamos
Ven, ven Señor, no tardes Ven, pronto Señor.
El mundo muere de frío, el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos el mundo no tiene amor.
Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.
Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz,
al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas Tú.
Segundo Domingo de Adviento: LA ALIANZA CON NOÉ.
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se enciende la vela del domingo anterior, recordando que existía un poco de luz por la promesa del Salvador a pesar del pecado de Adán y Eva. Se apagan las luces y se lee la siguiente explicación basada en el Génesis, capítulo 7 y 8:
En la historia de Noé, se ve como el pecado se fue extendiendo en el mundo y los hombres cada vez más se olvidaban de su amor y mandamientos. El arca de Noé nos recuerda el deseo de Dios de salvar a los hombres. El arco iris es el símbolo que nos recuerda el amor de Dios hacia los hombres.
Vela: Se enciende la segunda vela violeta, que es la vela de la promesa de Navidad, de la promesa de la venida del Salvador.
Oración: Te pedimos que nos ayudes a no alejarnos de Ti por las cosas materiales, las prisas, los regalos. Te pedimos nos ayudes a vivir cerca de Ti estos días y siempre.
Reflexión: Hacer algunas preguntas relacionadas con la lectura del Génesis del Arca de Noé:
En la familia ¿qué nos está alejando de Ti en estos momentos? ¿A qué le estamos dando mayor importancia en nuestra vida?
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia puede compartir cuáles son sus propósitos para mejorar en la semana.
Para terminar: Te damos gracias Señor por mandarnos a tu Hijo a salvarnos y te pedimos ayuda para preparar nuestro corazón para su venida. Amén.
Cantar: "Levántate, pueblo mío"
Levántate pueblo mío; pueblo mío levántate, viene el Señor.
Brilla ya en tus calles, en tus plazas y en los hombres donde hay amor.
Levántate pueblo mío, despierta porque sale el sol, su fuego brilla en la mañana,
el viento canta su voz. Alégrate pueblo mío, ya llega nuestro Salvador
Su luz nos llena de esperanza su fuego alegra el corazón.
Su reino es de justicia, de esperanza, su reino es de salvación.
Tercer Domingo de Adviento: LOS MANDAMIENTOS
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las dos velas de los domingos anteriores recordando cómo la luz fue regresando para el hombre con la promesa de salvación y con la alianza de Noé. Se apagan las luces y se lee la siguiente explicación basada en el libro del Éxodo: Moisés fue escogido por Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto. Este es un símbolo de la liberación del pecado por la venida de Jesús al mundo. Más adelante, Dios le da los diez mandamientos a Moisés en el monte Sinaí, con los que nos muestra el camino para la salvación y se abre una luz en la vida de los hombres.
Vela: Se enciende la tercera vela violeta, que representa al amor de Jesús por los hombres.
Oración: Te pedimos Señor nos ayudes a cumplir con tus mandamientos para poder acercarnos a Ti durante toda nuestra vida.
Reflexión: Hacer algunas preguntas relacionadas con la lectura anterior: En la familia: ¿cómo estamos cumpliendo los mandamientos de Dios? ¿Qué mandamiento nos está costando más trabajo cumplir?
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia puede compartir cuáles son sus propósitos para mejorar esta semana.
Para terminar: Te damos gracias Señor por dejarnos un camino a seguir con tus mandamientos y te pedimos nos ayudes a cumplirlos para preparar nuestro corazón a tu venida. Amén.
Cantar: "Allanad los caminos"
Hay que allanar las sendas de la vida, porque el Señor está cerca. (bis)
Los ojos de los ciegos se han despegado. Las lenguas de los mudos cantan tu gloria,
los cojos han saltado como los ciervos: todo quiere hacerse vida.
Estad siempre alegres en el Señor. Sed fieles y constantes en el orar.
Guardaos de maldades y desprecios: Dios cumple sus promesas.
Si quieres que cumpla las profecías; si quieres la gloria de tu Señor;
si quieres que tu Dios venga a visitarte: Cuida y limpia sus caminos.
Cuarto Domingo de Adviento: LA ANUNCIACIÓN
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las tres velas de los domingos anteriores recordando cómo se fue haciendo la luz para los hombres en la promesa de salvación, en la alianza con Noé y la alianza con Moisés. Se apagan las luces y se lee la siguiente explicación basada en el pasaje de La anunciación de San Lucas 1, 26-38:
Con el mensaje que el ángel lleva a María se hace realidad la promesa de salvación a los hombres. Gracias a su "sí" se pudieron llevar a cabo los planes de dios para el mundo.
Vela: Se enciende la cuarta vela rosada que representa la llegada de Cristo a los corazones.
Oración: Señor, te pedimos nos ayudes a estar siempre dispuestos a dar un "sí" a lo que nos pidas en nuestras vidas.
Reflexión: Hacer algunas preguntas relacionadas con la lectura anterior: ¿Cómo hemos cumplido con lo que Dios nos ha mandado en nuestras vidas? ¿Qué tanto hemos aceptado la voluntad de Dios en nuestras vidas? ¿Estamos dispuestos a dar un sí a lo que Dios nos pida?
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia puede decir cuáles son sus propósitos para mejorar en la semana.
Para terminar: Te damos gracias, Señor, por haber enviado a tu Hijo a salvarnos y por darnos una Madre en el Cielo. Amén.
Cantar: "Dijo que sí María"
Dijo que sí María, cuando al amanecer pudo ofrecer su casa al Santo de Israel.
Era un jardín la Virgen, Dios quiso ser clavel, nunca mi pobre tierra, fuera tan buen vergel. Dijo que sí María y al recibirle a Él en su morada humilde nos acogió también, Madre de Dios y nuestra, Virgen de Nazaret, En tu jardín de amores yo quiero florecer. Dijo que sí María cuando al amanecer, supo Dios quería en su jardín nacer. nunca mi pobre tierra fuera tan buen vergel Dijo que sí María cuando al amanecer, Dios la envolvió en su sombra.
CELEBRACIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO
ANALIZANDO LA PRESENCIA DE JESUCRISTO
Y SUS ENSEÑANZAS EN LA VIDA FAMILIAR.
Primer Domingo de Adviento: EL AMOR FAMILIAR.
Para comenzar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se apagan las luces y se lee el texto de San Juan 3, 7-11: Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros.
-Esta es palabra de Dios.
-Te alabamos Señor.
Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad.
Vela:
Encender la primera vela violeta recordando qué significa penitencia, conversión de corazón.
Para reflexionar:
Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado este año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer.
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia dirá cuáles serán sus propósitos para mejorar y hará un compromiso para cumplirlos durante la semana.
Oración: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: "Ven, Ven, Señor, no tardes"
Ven, ven Señor no tardes; Ven, ven Señor que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes; Ven pronto Señor.
El mundo muere de frío, el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.
Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.
Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas Tú.
Segundo domingo de adviento: LA SERVICIALIDAD EN LA FAMILIA.
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10, 43.45: No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.
-Esta es palabra de Dios.
-Te alabamos, Señor.
Vela: Se enciende la segunda vela violeta de Adviento.
Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta.
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada quien dirá cual será su propósito a cumplir en la semana.
Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: Cantar la canción "Amar es entregarse"
Amar es entregarse olvidándose de sí buscando lo que al otro pueda hacer feliz.
Qué lindo es vivir para amar Qué grande es tener para dar
Dar alegría, felicidad Darse uno mismo, eso es amar.
Si te amas como a ti mismo y te entregas a los demás,
verás que no hay egoísmo que no puedas superar. Qué lindo es vivir para amar
Qué grande es tener para dar dar alegría y felicidad darse uno mismo eso es amar.
Tercer domingo de adviento: SER MEJOR EN FAMILIA.
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 5, 13-16:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo nuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.
-Esta es palabra de Dios.
-Gloria a ti, Señor Jesús.
Vela: Se enciende la tercera vela violeta de Adviento.
Para reflexionar: Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea.
Propósitos: Cada miembro de la familia puede decir cuál es su propósito durante la semana y se comprometerá a cumplirlo.
Para orar: Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: "Jesús ¿quién eres Tú?
Jesús ¿quién eres Tu? tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
Tú das paz al ladrón, inquietas al fiel, prodigas perdón.
Tú, siendo creador, me quieres a mí, que soy pecador.
Tú dueño y Señor me pides a mí, salvar la Creación.
Jesús ¿quién eres Tú? tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
Tú das paz al ladrón inquietas al fiel, prodigas perdón.
Tú, dueño y Señor me pides a mi salvar la creación Jesús ¿quién eres Tú?
Cuarto domingo de adviento: LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA FAMILIA.
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las tres velas de los domingos anteriores y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 7, 24-25:
Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca.
-Esta es palabra de Dios.
-Gloria a Ti Señor Jesús.
Vela: Encender la última vela rosada del Adviento.
Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿Lo hemos dejado actuar o le hemos estorbado? Cada uno podrá responder si desea.
Propósitos: Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la semana y se comprometerá a cumplirlo.
Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: "El camino que lleva a Belén".
El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey, le traen regalos en su humilde zurrón.
Ropo pom pom, ropo pom pom.
Ha nacido en un portal de Belén el Niño Dios.
Yo quisiera traer a tus pies algún presente que te alabe Señor
más Tú ya sabes que soy pobre también ,y no poseo más que un viejo tambor,
ropo pom, pom, ropo pom, pom.
No hay comentarios:
Publicar un comentario